miércoles, 9 de noviembre de 2022

Premio concurso micropesadillas 2022, IESO GALISTEO.

LA CACERÍA de Daniel Rodríguez Baile, 1º PMAR

Al sentir el crujir de la madera, abrí los ojos y miré el reloj marcando las dos y cuarto de la mañana. También, sentir un sabor a óxido en la boca. Una punzada de miedo, y mi cuerpo cambiando. 

Percibía su calmada respiración en mi cuello. Mi alterada pulsación iba sincronizada con la voz del tic-tac. - Pasa rápido- susurré para mis adentros. De pronto, mi boca se sintió seca, por lo que tuve que tragar sonoramente. Maldije por aquello.

Pasó justo a mi lado, sin mirarme siquiera. Rozó su hombro con el mío. Mis músculos se tensaron al ver un objeto relucir en su cintura, un cuchillo.

Después escuché gritos ahogados e inútiles súplicas. Era hora de la cacería. 

Empapado en sudor, me desperté sobresaltado. El reloj marcaba las dos de la madrugada, supe lo que ocurriría a continuación.

Nahir Lorenzo 4ºA

Llegó un momento en el que sentí que el aire no llegaba a mis pulmones. Paré exhausta. Había perdido la cuenta de cuánto tiempo llevaba corriendo, tan solo sabía que ahora mi vestido blanco era de color carmesí y que el dolor de mi abdomen se intensificaba cada segundo. Me senté y la nieve blanca comenzó a teñirse de un rojo intenso, el rojo de mi sangre. 

Había conseguido salir de aquella casa tras ver cómo apuñalaban a mi familia. Yo era la única que había conseguido salir con vida de las manos de ese asesino que se llevó la vida de mi familia y, a su vez, se llevó eso que me había dejado un vacío por dentro. Pensé que ya no tenía nada por lo que luchar, y, si lo tenía, ya no quería luchar por ello. Así que esperé a que la muerte me llevara y pensé en la sonrisa de mi hermana pequeña cuando le regalé esos zapatos brillantes de su color preferido. Ella ya no estaba y ahora lo sabía. 

Sabía que no volvería a ponerse esos zapatos.